Mis hermanas

 Marie y yo tenemos una conexión profunda, estoy segura que no es la primera vez que viajamos juntas. Nos amamos, aunque nunca había estado aquí, puedo sentirlo, fue muy fácil integrarme a la vida con ella, como si siempre hubiera estado a su lado. Marie me peina y yo le canto. El tiempo juntas es una delicia. 

Convivir con 5 hermanas ha sido una experiencia impresionante, Adri (como yo le digo, aunque se llama Audrey) es modesta, modelo y modista. Nos tiene siempre envueltas en vaporosas telas, plumas, sombreros y mucho terciopelo. Está llena de color, en la ropa y en el alma. Las texturas y colores son parte de su esencia y de su ser. 
Dini es una con las plantas, para ella es mejor estar rodeada de naturaleza, pasa todo el tiempo en el parque y lugares al aire libre, ella y su mente son también un mágico jardín. Lu es la mayor, aunque no lo parece, está siempre libre de preocupaciones, o tal vez esa sea la verdadera madurez que yo no conozco, siempre estoy estresada, siempre tengo la mente ocupada en muchas cosas, ella vive ríendo, feliz y relajada. 
Por último, está Anna. Anna no me habla, siento que no le caigo bien, me evita, se aleja. Anna está casi todo el tiempo en la cocina, sus recetas son famosas por aquí, parece un lugar seguro para ella, solo así he podido encontrarme con ella, a través de sus platillos, deliciosos que me llevan a lugares que no conocía, aunque no hablemos siento mucha conexión con ella, con todas, tanta que no me quiero ir. El reloj ya marca 1 día. 


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